
Actualmente, este conjunto de estructuras del encéfalo anterior se considera una unidad funcional. El sistema límbico desempeña un papel en las conductas autorreguladoras que incluyen emoción, memoria personales, conducta espacial y conducta social.
El lóbulo límbico tiene interesante antecedentes en relación con sus supuestas funciones. Recibe proyecciones de los bulbos olfatorios, responsables del sentido del olfato. Sobre la base de esta evidencia, los primeros anatomistas postularon la hipótesis de que las estructuras límbicas procesaban la información olfatoria y por ello las estructuras comenzaron a conocerse como rinencéfalo o “cerebro del olfato”. A diferencia de los otros sistemas sensoriales que envían la mayor parte de sus inputs sensoriales al mesencéfalo y al tálamo, el bulbo olfatorio envía la mayoría de sus inputs a una región especializada de la corteza que se sitúa en la parte inferior del encéfalo (corteza piriforme).
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